domingo, 28 de septiembre de 2008

Koala


- Un koala, era un koala, lo juro. Pequeñito, peludo, y con esa... nariz... me dijo que si lo podía llevar a las oficinas del zoológico y se subió a mi carro, con ese hilillo de voz tan agudo... ya sabes a lo que me refiero... Luego se sentó detrás de mí, y no paró de abrazarme durante todo el trayecto. Le pregunté que si era necesario que me abrazara, y entonces me dijo que no lo podía evitar, que estaba en su naturaleza. Y así, sin venir a cuento, comenzó a contarme su historia: resulta que era la primera vez que pisaba México, que había huido de Australia porque allí había mucha competencia, que si se quedaba con los suyos no llegaría a prosperar en la vida. Así que, a través del Messenger, o de algún foro de zoofilia (no me acuerdo) contactó con un Ñu que, precisamente, vivía en el Zoológico de Guadalajara, y le dijo que viniera aquí a probar suerte, que aquí había lugar de sobra, y eso. Le hizo caso y entonces decidió vender todas sus reservas de eucalipto para pagarse el viaje y ahora, después de un montón de horas de vuelo esperaba que el director del Zoológico, al menos, le ofreciera asilo político o algo así. ¿Te he dicho que es sobrino del famoso Mofly?. Bueno; es lo mismo. El caso es que, antes de llegar al periférico, el koala sacó de su mochila unas cuantas hojas de eucalipto, las últimas, según me dijo, y comenzó a mordisquearlas dejando la tapicería del carro llena de basuritas... y a las tres o cuatro hojas comenzó a sentirse nervioso. Yo sabía que los koalas, tan tranquilos que parecen, ¿verdad?, de vez en cuando les da la vena agresiva, y se ciegan, que para algo servirán los documentales de animal planet , digo yo... A lo que iba: la cuestión es que, de repente, comencé a notar cómo el puto koala me abrazaba desde su asiento más y más fuerte, con ojos de loco, el tipo, mientras mordisqueaba varias hojas de eucalipto a la vez, enseñándome los dientes, el muy esquizofre...

- Para, para, para... vane: ¿Te has tomado esta semana la medicación? - me interrumpió mi psiquiatra (cabello castaño, piel de U.V.A., piernas cruzadas, guapísimo).

- ¿La medicación?. ¡Te estoy diciendo que un koala casi me mata degollada en pleno periférico, ¿y tú me preguntas por la medica...

martes, 23 de septiembre de 2008

Manos...


Para variar, caminando por el centro saliendo de la universidad, alguien se acerca a mi, una mujer de pelo vaporoso y bisutería galáctica entró en mi burbuja personal arroyando con sus poderes de videncia:
- Si quieres, te puedo leer la mano - me dijo.

- Se lo agradezco, pero no me interesa - contesté.

En ningún momento cuestioné su capacidad adivinatoria, ahí no entro ni salgo, allá ella. Me negué porque, sencillamente, no me interesa conocer mi futuro.

Imaginemos que alguien, al leerte la mano, acierta de lleno en tu pasado. Imaginemos que, al haberse ganado tu confianza, continúa ahondando en tu futuro. Imaginemos que te crees todo cuanto te dice, los hijos que vas a tener, tu trayectoria profesional o la fecha exacta de tu muerte. Entonces, ¿para qué continuar viviendo?.

Nos mantenemos vivos gracias a la incertidumbre de no saber qué vendrá después: Si tendremos mellizos o si algún día llegaremos a conseguir un pleno al quince en las quinielas que nos quedan por hacer. Perdería el interés por el cine si, antes de entrar, ya conociera quién es el asesino vertebral de la peli.

Así pues, borra las líneas de tu mano y déjate llevar...

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Imagina


¿Te imaginas un mundo sin autos? ¿te imaginas un mar sin olas? ¿te imaginas un vagón de metro sin iPods?¿te imaginas una lengua sin saliva? ¿te imaginas una cerveza vacía? ¿te imaginas un testículo sin semen? ¿te imaginas un lacrimal sin semen? ¿te imaginas un ciego en el reino de los tuertos? ¿te imaginas un taxista mudo? ¿te imaginas una rueda triangular? ¿te imaginas una ligadura de trompas (a tiempo) de Barbara Bush?¿te imaginas un azar sin dados? ¿te imaginas un patatal de maíz? ¿te imaginas una droga vía anal? ¿te imaginas un revolver de ganchillo? ¿te imaginas un peluche con el Síndrome de Estocolmo? ¿te imaginas un esguince en el alma? ¿te imaginas un estornudo en el funeral de tu padre? ¿te imaginas un cigarrillo ignífugo? ¿te imaginas un cromosoma con forma de Pokemon? ¿te imaginas una lluvia que no moje? ¿te imaginas un charco de sangre de ballena en pleno centro de la ciudad?¿te imaginas un puzzle de cero piezas? ¿te imaginas un teclado sin la letra 'ñ'? ¿te imaginas un mundo sin blogs?

viernes, 12 de septiembre de 2008

No Hay Mejor Ni Mayor Patria Que La De Uno Mismo


Cuando tu auto ni siquiera es tuyo (sino de una Caja de Ahorros al menos durante los próximos 20 años), cuando tus clientes dejan de serlo nada más salir de tu oficina, cuando vives de renta en la casa de otro, cuando los mejores libros que has leído en tu vida han sido escritos por otros, cuando votas a un partido que nunca ha ganado (ni ganará en la vida) unas Elecciones, cuando todas tus exparejas están esperando o ya tienen hijos de otros genes que no son los tuyos entonces, como digo, comienzas a ser consciente de que no hay mayor ni mejor patria que uno mismo.
No queda más remedio que sentirte orgulloso de tus conquistas, de tus fracasos y del Estado Laico que has conseguido crear dentro de los límites de tu propia piel. Hacer lo que quieras y cuando quieras con tu cuerpo: Abrirte heridas o alimentarte a base de césped. Conocerte o no permitir que nadie entre dentro si no quieres.
Y si no hubiera más patria que el cuerpo y la mente de cada uno tampoco habría guerras, ni genocidios, ni religiones que nos ataran de pies y manos limitando nuestra capacidad de discernir lo que está bien y lo que está mal. Porque no necesitamos que un Vicedios nos diga que no es bueno matar, ni que un personaje de Star Trek quiera separar un trozo de tierra de otro trozo de tierra.
Nuestra guerra es otra: Sólo queremos conquistarnos y convencernos a nosotros mismos y que nadie venga a tocarnos los webs.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Monotemáticas


Odio a esas personas monotemáticas que solo saben hablar de enfermedades, del me duele aquí, del me duele allá, del hemos venido a este mundo para sufrir... ¿Es este, acaso, el legado que pretenden dejarnos?. Si su vida es una porquería, si no utilizan su intelecto más que para soltar sapos y culebras, prefiero (sin ninguna duda) ser sorda, o ciega, o ambas. Y digo esto porque la envidia de saber cuánto habrán vivido, o cuántas anécdotas interesantes tendrán en la memoria, queda mutilada por una apatía enfermiza cuyo juego no pienso seguir en lo que me queda de vida. Quien llega a los 70 y sólo sabe quejarse, está violando la magia del recuerdo, el romanticismo impreso en todo aquello que puede contar de sumo interés y no lo hace.
Y me jode tanto porque tiendo a creer en un mundo lleno de matices, en tener demasiado que decir desde que contamos con ojos para verlo todo, con oídos para escucharlo todo, con labios para besarlo todo y, sobre todo, con un alma capaz de alcanzar los picos más altos sin necesidad de dar un solo paso. Aprovechemos el poco intelecto que nos queda, por Diosssss.....

viernes, 5 de septiembre de 2008

Miedo


He estado pensando, y me he dado cuenta que mi vida está llena de miedo, que todo lo que siento, los innumerables sentimientos, las inconstantes emociones que sufre mi ser se reducen a una sola palabras que es el MIEDO. En verdad, todo se reduce a eso, al miedo, miedo a morir, miedo a la soledad, miedo a fracasar, miedo al amor, miedo a no saber amar, miedo a perder, miedo a sentir, miedo al dolor, miedo a pensar, miedo a parar, miedo a observar, miedo a lo desconocido, a lo conocido, miedo a equivocarte de nuevo, miedo a no ser lo mejor para esa persona, miedo a no ser tu, miedo a....todo.
Todos nuestras sensaciones, todo nuestro yo, porque lo que sentimos es lo que nos hacer ser CÓMO somos, es lo que nos hacer ser lo QUÉ somos, no es más que miedo. Un miedo enmascarado, un miedo que paradójicamente se supera sintiéndolo, catando aquel sabor indefinible pero indistinguible, saboreándolo, adentrándote en él, convertir su esencia en tu sangre, respirar su olor, acoplarte a él, transformarte en él.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Convierte la vida que te rodea en una inmensa obra de arte


No recuerdo en qué momento lo escuché (hace meses, seguro...), ni en que momento, ni el rostro de aquel tipo; ni siquiera recuerdo el contexto exacto que le llevó a decir "convierte la vida que te rodea en una inmensa obra de arte". El caso es que esta frase fundacional provocó, de súbito, un cambio radical en mi estilo de vida.
Desde entonces, al abrir los ojos cada mañana, me pego las pestañas a la frente (con Super-GLUE) para no perder detalle. Y mientras conduzco por las jodidas calles, la vida se transforma en una nueva fiesta magna de contrastes y de formas y de colores mezclados en la paleta de ese corazón que tengo por alma (o viceversa, según se mire).

martes, 2 de septiembre de 2008

Siempre he pensado


Siempre he pensado que las estrellas son tachuelas que sostienen el poster de la noche sobre un techo pintado de azul cielo; que la luna es un agujero creciente (o menguante) del poster, un defecto de fábrica. Que en su margen izquierdo, si achinamos los ojos, podremos leer "made in China" y que los chinos son robots a medio cocer. Siempre he pensado que esa escena del primer hombre (en blanco y negro) plantando aquella bandera en la luna se grabó en Hollywood, en los mismos estudios donde grabaron Ciudadano Kane y, años más tarde, las voces en off de Traffic.
Siempre he pensado que, por la noche, todos los hombres son pardos, y todos los libres se ocupan de liberar cada hueco ocupado. Y que cada lágrima sabe a Absolut con hielo (y esencia de lima) y cada voz es el eco en el eco de tu eco.
Y la noche.
Y las farolas, al encenderse, se convierten en pezones. Y los yonkis, que arrastran sus pies (de bailarina rusa) sobre el asfalto húmedo, comienzan a oler a electricidad estática.
Y todo lo veo mientras conduzco mi auto gracias a un par de aurículas y de ventrículos que bombean lo justo.