martes, 30 de diciembre de 2008

El Mundo Destrozado y Yo Cumpliendo Años

Hoy es mi cumpleaños. Un año más, 12 meses menos; recuerdo que mi cumpleaños pasado se inició con la ilusión de cambiar mi vida y así a sucedido.
Me levanté con un año más de alegrías y penas, miré el celular y tenía unos cuantos mensajes de gente a la que no sé realmente si tengo que agradecerles que se acuerden. Llamadas por teléfono, algunos de mis amigos me preguntarán si hay algún plan, por ser mi cumpleaños. Me digo a mi misma: “Es mi cumpleaños. Tengo un año más, el día de hoy tiene que salir perfecto.” Es curioso cómo se siente uno cuando cumple años. Vas por la calle y te crees que todo el mundo debería tener la obligación de saber que es tu cumpleaños, que hoy deben tratarte de forma especial, porque es tu cumpleaños. Eres intocable. Si cae algún regalo de alguien, será lógico y lo aceptarás con gusto. Parece que uno se exige a sí mismo que, el día de su cumpleaños, el día debe salirle lo suficientemente bien como para que, al final del día, uno pueda acostarse con una sonrisa de oreja a oreja. Uno se siente más viejo de repente. En mi caso, de 20 a 21 años. Ya sí que estoy metida en la veintena. Ya tengo 21 años. Mañana será un día como otro cualquiera en el que me podré plantear tranquilamente si va bien la cosa, si avanzo, si este periodo de 365 días en el que he tenido 20 años ha sido positivo, si he aprendido algo realmente trascendente, algo que podré recordar justo antes de morir.Ya sólo queda un año para los 22. Tengo que ir espabilando, y hacer todas esas cosas que deseo hacer, qué se que tengo que hacer. Mañana será otro día. Hoy me dedicaré a reir por no llorar.

Vuelve a ser mi cumpleaños y en mi mesa habrá dos platos aunque sepa que esta vez tú no vendrás. Sólo quiero de regalo dar la vuelta al calendario para que estos años pasen hacia atrás.
Cumpliría un año menos y al soplar daría fuego a las velas que pusiste en el pastel, tras invierno vendrá otoño, tras septiembre vendrá agosto y mañana será un poco más ayer.
¿Para qué quiero palabras si ya no te canto a ti? ¿Para qué quiero mis labios si tus besos los perdí? No quiero mis primaveras si no crecen tus violetas, desde hoy creceré hasta que nací.
Volveríamos al día más feliz de nuestra vida y otra vez sería la primera vez.
A mis ojos volvería cada lágrima caída sobre el telegrama urgente de papel, Las noticias contarían que las balas regresaron a esas armas que apuntaron a matar, volverían a la vida las voces que disentían y con ellas algo más de libertad. ¿para qué quiero yo el aire si tu aliento no está aquí? ¿Para qué quiero mis manos si no te tocan a ti?
Desde hoy creceré hasta que nací

martes, 16 de diciembre de 2008

Y Lo Que Nos Queda...

Giro el volante con los dientes. Lo muerdo. Soy capaz de conducir mi vida presionando dos cochinos pedales.
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¿Quién necesita psiquiatras?
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La marcha atrás sólo está para agarrar carrera (y para no preñar taxímetros).
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Te chupo. Cruzo los dedos para que no me denuncies. Muerdo tu nuez: sabe a plancton. Te digo que me quiero con toda tu alma.
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Te digo que me gusta el sonido de las cremalleras. Me dices que te gustan las ranuras; me imagino que eres un adicto a los cajeros automáticos y a las máquinas de café.
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Me dices que conoces un lugar apartado que queda cerca. Te digo que conozco un mundo que no existe.
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Luego aparece un O.V.N.I. y aterriza justo en el techo de mi carro. Se abre una compuerta y salen Dios y Nietzsche de la mano, con sendas camisetas del Orgullo Gay. Saco el matarratas de la guantera y de un solo ffsshhh me encargo a los dos.
...
No tengo nada en contra de los gays, pero no soporto las sorpresas.
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Suspiras. Acabo de apagar el motor. Eres un materialista.
...
Me lames cosas que había olvidado.
Te lamo heridas que no duelen. Ahora sé que eres capaz de hacer 2 cosas a la vez.
...
- La vida es muy extraña - me dices.
- Y lo que te queda...