jueves, 26 de marzo de 2009

Lejos


Cada vez que necesito olvidarme de todo (en general) y de ti (en particular) me escapo al campo, me escampo, me exculpo, me esculpo, me escupo. Echo el cerrojo, arranco el carro, y me largo a coleccionar kilómetros y a comer insectos.
Puedes llamarme cobarde, si quieres. No me importa que me llames cobarde. Lo puedes gritar, si quieres. No te escucho: Estoy muy lejos de todo (en general) y de ti (en particular). Aquí no llegan tus gritos. Aquí no hay nada que me recuerde a ti (en general) y a tu cuerpo (en particular). Aquí las piedras no tienen pezones, ni los grillos el pelo rizado. Y hubiera algún grillo con el pelo rizado, lo piso y punto. Aquí soy más grande que tú (en general) y que todo (en particular). Los árboles no cuentan: no pueden correr. Yo, sí.
Estoy a más de 200 kilómetros de ti, rodeada de bosque (con su correspondiente merchandising): insectos que viven a su puta bola, bichos-bola que viven como putos insectos, cielo azuloscurocasinegro, una luna con el ascensor estropeado, estrellitas mariconas que parecen tachuelas mal puestas, y pelín de frío.
Hace viento, pero no lo suficiente para que me llegue tu olor. Tu olor a pupila. Me gustaba tu olor a pupila porque estaba ciego. Y aquí no hay pupilas. Los grillos son demasiado pequeños y estúpidos como para que sus ojos tengan pupilas.
Antes de llegar aquí me crucé con un lugareño. Me dijo que tuviera cuidado con los lobos, sobre todo por la noche.
Esperé a quedarme sola para romper a llorar. No me asustan los lobos (lo he hecho mil veces contigo), pero no soporto el suspenso. Me jode que sean otros, aunque se trate de lobos, los que tomen la iniciativa.
Aun así, pienso quedarme aquí el tiempo que haga falta. Con el motor encendido y el celular apagado. Me quedaré aquí, al menos, hasta que consiga olvidarme de tus cosquillas.

domingo, 22 de marzo de 2009

Pasión


El secreto está en la pasión. En estar convencido y emocionado por lo que haces.
Emocionado como el científico que se pasa media vida estudiando el mecanismo del bicho-bola, o el friki que colecciona necrológicas, o el que estudia en su tiempo libre, restándole horas al sueño, la ecuación exacta que defina el amor.
Sólo así podremos sacarle un sentido único y esencial a nuestra vida.
Sólo así podremos comernos el mundo con pan.
A mí me ha dado por escribir. Acerca de lo que veo, lo que escucho, lo que huelo y lo que toco (o lo que me gustaría tocar). Utilizo a las personas como personajes novelescos.
Y cada día me levanto pensando en una palabra distinta o en un texto rompedor. Siempre me empeño al máximo en crear un gran texto o un buen relato. Paso horas y horas tecleando, leyendo, tachando y sangrando por los ojos sin importarme una mierda el tiempo o el lugar. Lo mismo da escribir en mi carro, que en mi casa, en un café, en el zoológico (sección koalas) o en un burdel. Lo importante es escribir y escribir a todas horas. Llenar de historias miles de hojas en blanco.
Podría haber sido una científica empeñada en descifrar el mecanismo del bicho-bola (no lo descarto: para mi próxima vida, quizás...). Pero ahora sólo las palabras me quitan el sueño. Sólo mi sueño me quita el sueño.
¿entiendes ahora mis ojeras?

jueves, 12 de marzo de 2009

Me miento


No entiendo por qué, cuando estoy sola en mi carro, tengo que mentirle a mi propio espejo retrovisor. Lo miro y fuerzo los gestos del rostro mostrándole mi mejor cara, como para convencerle de lo guapa que soy, o algo así. De hecho creo que nunca me ha agarrado desprevenida.
Sin embargo, cuando estoy en compañía de cualquier persona, familiar, amigo o hombre precoito, no me fijo en absoluto en los gestos de mi cara, ni en mostrar mi lado bueno, ni en la sonrisa o la mirada que más pudiera favorecerme. Digamos que, con gente delante, me olvido de mi carcasa por completo.
Pero luego, al llegar a casa, me planto delante del espejo del baño y otra vez vuelvo a mentirme y a ponerle cara de estúpida. Vuelvo a buscar su aprobación.
Lo peor de todo no está en lo que cuento, sino en contarlo. Que mal que a mí me mienta y a ustedes les diga la verdad.

martes, 10 de marzo de 2009

amor...?

Amor???... qué es eso??... se come?...

Nah!!!... lo mío no es amor… es sólo fruto de mis carencias, traumas, complejos, trancas, etc., etc.…
Lo mío no es amor… las personas como yo no saben amar… ni siquiera logran amarse a sí mismas…
Lo mío no es amor… es sólo la patológica necesidad de sentirme acompañada, contenida, comprendida…
Lo mío no es amor... nada significa que piense todo el día en él y me desespere cuándo sé que tuvo un mal día...

Lo mío no es amor… pero puta que se siente parecido a cómo lo describen!!!