jueves, 12 de marzo de 2009

Me miento


No entiendo por qué, cuando estoy sola en mi carro, tengo que mentirle a mi propio espejo retrovisor. Lo miro y fuerzo los gestos del rostro mostrándole mi mejor cara, como para convencerle de lo guapa que soy, o algo así. De hecho creo que nunca me ha agarrado desprevenida.
Sin embargo, cuando estoy en compañía de cualquier persona, familiar, amigo o hombre precoito, no me fijo en absoluto en los gestos de mi cara, ni en mostrar mi lado bueno, ni en la sonrisa o la mirada que más pudiera favorecerme. Digamos que, con gente delante, me olvido de mi carcasa por completo.
Pero luego, al llegar a casa, me planto delante del espejo del baño y otra vez vuelvo a mentirme y a ponerle cara de estúpida. Vuelvo a buscar su aprobación.
Lo peor de todo no está en lo que cuento, sino en contarlo. Que mal que a mí me mienta y a ustedes les diga la verdad.

No hay comentarios: