El secreto está en la pasión. En estar convencido y emocionado por lo que haces.
Emocionado como el científico que se pasa media vida estudiando el mecanismo del bicho-bola, o el friki que colecciona necrológicas, o el que estudia en su tiempo libre, restándole horas al sueño, la ecuación exacta que defina el amor.
Sólo así podremos sacarle un sentido único y esencial a nuestra vida.
Sólo así podremos comernos el mundo con pan.
A mí me ha dado por escribir. Acerca de lo que veo, lo que escucho, lo que huelo y lo que toco (o lo que me gustaría tocar). Utilizo a las personas como personajes novelescos.
Y cada día me levanto pensando en una palabra distinta o en un texto rompedor. Siempre me empeño al máximo en crear un gran texto o un buen relato. Paso horas y horas tecleando, leyendo, tachando y sangrando por los ojos sin importarme una mierda el tiempo o el lugar. Lo mismo da escribir en mi carro, que en mi casa, en un café, en el zoológico (sección koalas) o en un burdel. Lo importante es escribir y escribir a todas horas. Llenar de historias miles de hojas en blanco.
Podría haber sido una científica empeñada en descifrar el mecanismo del bicho-bola (no lo descarto: para mi próxima vida, quizás...). Pero ahora sólo las palabras me quitan el sueño. Sólo mi sueño me quita el sueño.
¿entiendes ahora mis ojeras?
Emocionado como el científico que se pasa media vida estudiando el mecanismo del bicho-bola, o el friki que colecciona necrológicas, o el que estudia en su tiempo libre, restándole horas al sueño, la ecuación exacta que defina el amor.
Sólo así podremos sacarle un sentido único y esencial a nuestra vida.
Sólo así podremos comernos el mundo con pan.
A mí me ha dado por escribir. Acerca de lo que veo, lo que escucho, lo que huelo y lo que toco (o lo que me gustaría tocar). Utilizo a las personas como personajes novelescos.
Y cada día me levanto pensando en una palabra distinta o en un texto rompedor. Siempre me empeño al máximo en crear un gran texto o un buen relato. Paso horas y horas tecleando, leyendo, tachando y sangrando por los ojos sin importarme una mierda el tiempo o el lugar. Lo mismo da escribir en mi carro, que en mi casa, en un café, en el zoológico (sección koalas) o en un burdel. Lo importante es escribir y escribir a todas horas. Llenar de historias miles de hojas en blanco.
Podría haber sido una científica empeñada en descifrar el mecanismo del bicho-bola (no lo descarto: para mi próxima vida, quizás...). Pero ahora sólo las palabras me quitan el sueño. Sólo mi sueño me quita el sueño.
¿entiendes ahora mis ojeras?
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