Para variar, caminando por el centro saliendo de la universidad, alguien se acerca a mi, una mujer de pelo vaporoso y bisutería galáctica entró en mi burbuja personal arroyando con sus poderes de videncia:
- Si quieres, te puedo leer la mano - me dijo.
- Si quieres, te puedo leer la mano - me dijo.
- Se lo agradezco, pero no me interesa - contesté.
En ningún momento cuestioné su capacidad adivinatoria, ahí no entro ni salgo, allá ella. Me negué porque, sencillamente, no me interesa conocer mi futuro.
Imaginemos que alguien, al leerte la mano, acierta de lleno en tu pasado. Imaginemos que, al haberse ganado tu confianza, continúa ahondando en tu futuro. Imaginemos que te crees todo cuanto te dice, los hijos que vas a tener, tu trayectoria profesional o la fecha exacta de tu muerte. Entonces, ¿para qué continuar viviendo?.
Nos mantenemos vivos gracias a la incertidumbre de no saber qué vendrá después: Si tendremos mellizos o si algún día llegaremos a conseguir un pleno al quince en las quinielas que nos quedan por hacer. Perdería el interés por el cine si, antes de entrar, ya conociera quién es el asesino vertebral de la peli.
Así pues, borra las líneas de tu mano y déjate llevar...
1 comentario:
tambien me agrada el humor àcido de 31 minutos asì como las problemàticas sociales camufladas en un programa aparentemente infantil , saludos!
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