viernes, 12 de septiembre de 2008

No Hay Mejor Ni Mayor Patria Que La De Uno Mismo


Cuando tu auto ni siquiera es tuyo (sino de una Caja de Ahorros al menos durante los próximos 20 años), cuando tus clientes dejan de serlo nada más salir de tu oficina, cuando vives de renta en la casa de otro, cuando los mejores libros que has leído en tu vida han sido escritos por otros, cuando votas a un partido que nunca ha ganado (ni ganará en la vida) unas Elecciones, cuando todas tus exparejas están esperando o ya tienen hijos de otros genes que no son los tuyos entonces, como digo, comienzas a ser consciente de que no hay mayor ni mejor patria que uno mismo.
No queda más remedio que sentirte orgulloso de tus conquistas, de tus fracasos y del Estado Laico que has conseguido crear dentro de los límites de tu propia piel. Hacer lo que quieras y cuando quieras con tu cuerpo: Abrirte heridas o alimentarte a base de césped. Conocerte o no permitir que nadie entre dentro si no quieres.
Y si no hubiera más patria que el cuerpo y la mente de cada uno tampoco habría guerras, ni genocidios, ni religiones que nos ataran de pies y manos limitando nuestra capacidad de discernir lo que está bien y lo que está mal. Porque no necesitamos que un Vicedios nos diga que no es bueno matar, ni que un personaje de Star Trek quiera separar un trozo de tierra de otro trozo de tierra.
Nuestra guerra es otra: Sólo queremos conquistarnos y convencernos a nosotros mismos y que nadie venga a tocarnos los webs.

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