Hoy te voy a hablar de una de las cosas que me apasionan, la capoeira, es un arte marcial brasileño, que consta de esquivas, defensa y muchas patadas (puñetazos si se presenta la ocasión) al ritmo de la música hecha con instrumentos especiales y muchas canciones. Se entrena mucho para después ponerlo en práctica en la roda, que es cuando todos se ponen en círculo y empiezan a jogar (jugar) en parejas al ritmo de los instrumentos y aplausos, se llena de mucha energía y buenas vibras, algo indescriptible hasta que lo experimentas.
Hace poco mas de un año que me inicie en este bellísimo arte de dar de catorrazos, cada año en mi grupo de capoeira, se organiza un evento llamado “batizado e troca de corda” en el batizado es en donde te dan tu primera cuerda y la bienvenida oficial al grupo de capoeira, se llama “batizado” (bautizo) por que te ponen un nombre de acuerdo a tus cualidades o características, el mió es Bananeira (es el vástago, el árbol que da los plátanos… pues) así se llama una posición de capoeira que se trata: ponerse de cabeza, sin manos, en el suelo y arquear el cuerpo para hacer la figurita de un platanito, a mi en ese entonces, cuando me batizaron, no podía ni pararme de cabeza bien, así que la razón de mi nombre no es por que me salieran bien las bananeiras, si no porque existe una canción en la capoeira que dice así:
Mas o facão bateu em baixo, compadre
A bananeira caiu
Mas o facão bateu em baixo, compadre
A bananeira caiu
Cai, cai, cai bananeira
A bananeira caiu
Cai, cai, cai, cai, cai bananeira
A bananeira caiu
No hay necesidad para traducirles lo de “cae cae cae bananeira” pues eso, desde el primer día que llegue a la academia quería hacer de todo y por lo mismo no de dejaba de caer, ese nombre lo sugirió mi entrenador desde el primer día, a la semana ya estaba decidido, y pues bueno, sigo siendo bananeira.
La troca de corda es cuando cambias de cuerda, la primera es fácil de conseguir, la segunda si entrenas muy duro la puedes conseguir al año, aunque hay varios en mi grupo que a un no están listos y se esperan máximo 2 años para tenerla, aunque hay casos que duran hasta 4 años para conseguirla, y para cambiar de la segunda a la tercera es muy difícil, necesitas hacer cosas ya muy impresionantes y bueno, para llegar a la ultima, muy pocos han llegado, solo 2 en todo mi grupo (en todo el mundo) en total son 9 cuerdas, mi entrenador lleva solo 4, así que cuando tenga la segunda, allí me quedare y seré feliz, yo quiero esperarme otro año para tener mi cuerda, eso creía yo, hasta que hablando con mi entrenador me dijo que si estaba lista para tener mi segunda cuerda, yo le dije- eso dímelo tu- y el me dijo –ya veremos en el evento-, entonces me acaba de desmoronar toda mi tranquilidad, faltan menos de 2 semanas, y ahora me tengo que poner a entrenar como nunca en mi vida, lo peor de todo será mantener ese nivel, porque la segunda cuerda es una gran responsabilidad.
La verdad no se si quiera o no, se esta tan bien así, y la experiencia me ha dejado con muchos traumas, y hay cosas que me da miedo intentar hacer, y si cambio, tendré que enfrentarme a todos esos miedos y muchos otros que se vayan presentando, en fin, quedan 2 semanas para saber que pasara, mientras aquí me pongo a reflexionar:
Que duro es reconocer lo que uno tanto teme y que difícil es admitir que lo que uno teme es lo que más ansía. Que complicado es vivir con esa contradicción, con ese conflicto en tu interior, que te corrompe, que te va devorando vilmente, que te arrastra por los rincones más inhóspitos de tu mundo, que te obliga a saborear una y otra vez el dolor. Ese dolor silencioso que siempre acompaña al amor, ese que no te permite respirar, que presiona tu pecho impidiéndote coger aire. Ese dolor que invade tu ser y te destroza lentamente, con ansias de depredador, ese que te coge y no te suelta, que se adentra en tu interior y se convierte en tu sombra, y te persigue, y te busca, y te encuentra y te mata. Eso dolor que desgasta las ganas de vivir, tus ganas de vivir, el mismo que quema tu miedo, tu deseo. El mismo que acaba contigo, convirtiéndote en un cúmulo de contradicciones, de malestar, de impotencia, de inseguridad, de pavor. Pavor por notarlo, por percibirlo tan dentro de ti, por sentirlo tan tuyo, por comprender que ese dolor es tu amor, por entender que tu dolor es tu amante
martes, 29 de julio de 2008
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